martes, 26 de octubre de 2010

Liderazgo sistémico vs. liderazgo personal

Aunque existen muchas ideas y definiciones acerca del liderazgo, hasta este momento todas ellas lo han ubicado en algún ser en particular, refiriéndose a una serie de habilidades existentes en una persona que influye en otros para realizar ciertas acciones.

Lo anterior implica que hablar de ser líder es hablar de la persona. Ciertas personas son líderes y otras no. Algunos nacen siendo líderes y otros aprenden a serlo. Como sea que se entienda, se habla de personas. Hasta aquí entonces, el liderazgo está personalizado.

El liderazgo como proceso existe especificamente al desenvolverse en un aspecto de un determinado proceso de transformación, en donde el líder invita a los participantes a cumplir con el valor agregado que les corresponde aportar.

El liderazgo como proceso está ampliamente utilizado en la participación de ciertas actividades profesionales, en donde el líder es quien guía a los demás dentro de una determinada especialidad, sea en lo personal, familiar, profesional, político, religioso, deportiva u otra.

El liderazgo como proceso facilita que en una situación particular puedan desenvolverse como líderes cada uno de los participantes, dependiendo del tema, la situación, la experiencia y la voluntad de la persona.

El liderazgo como proceso implica que todos podamos ser líderes en diferentes momentos, lo que facilita compartir las responsabilidades, las decisiones y fomentar el compromiso entre los participantes.

El liderazgo como proceso promueve el desarrollo de habilidades de líder en cada uno de los interesados, ya que invita a que cada persona ofrezca sus servicios profesionales desde su propio campo de experiencia, dominio y convicción.

El liderazgo como proceso invita a ser útil a partir de donde la persona siente entusiasmo, alegría y confiabilidad, fomentando con ello el desarrollo de valores como la lealtad, calidad y excelencia.

El liderazgo como proceso es una invitación a encontrar los mejores pensamientos, los mejores valores y los mejores talentos dentro de sí mismo, y utilizarlos para dignificar la propia vida y la de los demás.

El liderazgo como proceso invita a elevar el propio concepto, identificándose con lo más elevado de la vida, con la naturaleza y con la gran Concepción Universal, en tal forma que cada ser humano se ubica como un seguidor de los más elevados elementos que existen en nosotros y en nuestro alrededor, para convertirnos en ser humanos de talento, alto desempeño y dignos creadores y servidores de nuestra sociedad.

Algunas preguntas para reflexionar.

- ¿Te consideras líder?

- ¿En qué eres líder como proceso?

- ¿Te identificas con algo elevado o con las cosas comunes de la sociedad?

- ¿Qué pensamientos te ayudan a avanzar hacia niveles de excelencia?


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lunes, 18 de octubre de 2010

Manejo de incertidumbre vs. falsa seguridad

Estamos viviendo una época muy interesante, innovadora y llena de retos de todo tipo, en donde el aumento de la diversidad se presenta en todas las esferas de nuestra civilización.

Grandes cambios en las ciencias, la tecnología, la política, la economía, la ecología, la comunicación, la educación, por sólo nombrar algunas, nos llevan a estar presenciando una infinidad de posibilidades sociales y culturales a nivel global, generando en las personas una gran sensación de incertidumbre.

Mucha gente tiene la sensación de estar perdiendo los fundamentos esenciales de sus vidas, basados en determinados valores, creencias y costumbres, prefiriendo sentir una seguridad basada en esos conceptos, siguiendo sus tradiciones y dentro de su zona de confort, aunque sean obsoletos.

Importante: "Es difícil estar 100% seguro de algo." Muchas cosas predeterminadas sí nos permiten estar seguros, como que 2 + 2 = 4. A su desconocimiento le llamamos ignornacia. Pero no es ahí donde se presenta la incertidumbre sino en lo no predeterminado, en lo no operativo, en lo no estructurado.

E ir hacia adelante, al futuro y evolucionar, sea en lo personal, lo social o profesional significa no tener la certidumbre y la necesidad de tomar riesgos. Quien no arriesga no gana; aunque hay de riesgos a riesgos. Lo riesgos deben ser calculados.

Muchos prefieren experimentar la sensación de seguridad, aunque sea una falsa seguridad, que tener que esforzarse por seguir dando los pasos en su evolución personal y social. Estas y otras características de la sociedad que estamos viviendo están anunciando el surgimiento de un nuevo humanismo, con nuevos enfoques y modelos que permitan dignificar la vida del ser humano y evolucionar hacia un siguiente nivel de civilización.

La diversidad es una de las claves de la evolución universal, pero ella trae consigo una mayor complejidad, ya que día con día son más y más, los elementos, ideologías, productos, servicios, etc. que contiene y que se presentan simultaneamente en nuestras vidas; más en un mundo globalizado. Y la expectativa es de que no va a parar, sino de que va a aumentar.

Manejar la incertidumbre implica aprender a hacer distinciones sociales que favorezcan ofrecer servicios y productos a la sociedad liberándo a los individuos y desapegándose de cualquier convencionalismo prestablecido.

Manejar la incertidumbre requiere contar con elementos para enriquecer nuestros sistemas político, económico, educativo, religioso, científico, jurídico, artístico y de intimidad, con significados y contenidos que permitan el desarrollo sostenible de nuestra sociedad.

Manejar la incertidumbre es una invitación al desarrollo de nuevas habilidades de comunicación, liderazgo, solución de problemas, toma de decisiones, trabajo en equipo, de flexibilidad-adaptativa, de mejorar nuestras interacciones y en general de todas aquellas que nos permiten contribuir con valores agregados de calidad a nuestras familias, empresas, escuelas y comunidad en general.

Manejar la complejidad ayuda al cultivo de nuestros talentos, valores, virtudes, pensamientos, sentimientos y todos aquellos conceptos que favorecen la vida interior del ser humano y el desarrollo de un espacio moral grato al ser interior que todos llevamos adentro.

Manejar la complejidad es poner las capacidades propias al servicio de algo más elevado que lo supefluo y material de la vida común que llevamos (sin menospreciar las grandes cualidades que existen en el mundo moderno). Es elevar el observador para generar acciones de mayor valor humano y social.

Manejar la complejidad nos lleva a buscar nuevas posibilidades, a correr nuevos riesgos, a encontrar nuevos satisfactores, a mejorar la productividad organizacional, a favorecer el desempeño en nuestras actividades, a elevar las capacidades de los individuos y a llevar una vida de elevada calidad.

Manejar la complejidad es, en última instancia, aceptar el llamado que la misma vida nos hace para acercarnos a cumplir con una parte importante de nuestra misión de vida. Permitir que la vida viva a través de nosotros. Para eso tenemos una mente, una sensibilidad, una conciencia.

Algunas preguntas para reflexionar.

- ¿Sientes inseguridad en alguna parte de tu vida?

- ¿En qué partes de tu vida sientes seguridad?

- ¿Cómo estás enfrentando la diversidad?

- ¿A qué te invita la incertidumbre que vives?

- ¿Qué sientes al manejar favorablemente la incertidumbre?

- ¿Quieres mejorar tu "Manejo de la incertidumbre"


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Nota: para intitular esta distinción me basé en el capítulo 6 del libro "Iceberg a la Vista" de Miguel Á. Ariño y Pablo Maella, Ediciones Urano, España 2009