Como coaches a menudo nuestros clientes toman algunos de nuestros rasgos de carácter, lenguaje, incluso nuestras metas.
Esto puede ser saludable siempre y cuando el cliente esté entretejiéndolos en su vida.
Si su sentido de sí mismo es débil, sin embargo, pueden tender a reflejarnos y copiarnos en lugar de emularnos de maneras selectivas.
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